sábado, 31 de enero de 2015

Breve biografía de Sor Ambrosina de San Carlos


Entre las almas eminentemente eucarísticas que han enriquecido a la Iglesia, encontramos a Sor Ambrosina de San Carlos, perteneciente a la Congregación de las  Religiosas de Jesús Redentor.

Nacida en Maránola (Formia) ITALIA, después de trascurrir la infancia y la juventud trabajando en el campo con su familia, sintió fuertemente la llamada a consagrarse a Dios y superando la oposición del padre, consiguió realizar el proyecto que el Señor le estaba mostrando, donándose por completo al Amor.

La vía del sufrimiento físico y moral fue el camino real que la condujo a hacer de su vida un don absoluto al amor que para ella fue “fuerte como la muerte”.

En el amor encontró todo: la fuerza para sobrellevar la enfermedad, la incomprensión y la soledad; la energía para consolar a los que se acercaban a ella; la alegría para cumplir siempre la voluntad de Dios.

Su vida estuvo profundamente impregnada del carisma fundacional, eucarístico-reparador. A pesar de su modesta preparación académica, con la fuerza y las enseñanzas del Espíritu consiguió realizar en sí misma el modelo específico de consagrada de su familia religiosa.

Su gran deseo era hacer conocer a todos el Amor de Dios, su ternura y su misericordia.

El Señor la llamó a sí el 26 de marzo de 1954. Sus restos mortales están en la iglesia de la Anunciata de Maránola.

Su fama de santidad se extendió  rápidamente después de su muerte; muchos son los testimonios de gracias y favores obtenidos por su intercesión.

sábado, 24 de enero de 2015

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Dirección: JESÚS REDENTOR
                 Ctra. Rueda, 62
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Congregación de JESÚS REDENTOR

        La Congregación de las Religiosas de Jesús Redentor ha sido fundada en Francia a finales del siglo XIX, por Victorine Le Dieu que, atraída por el amor infinito de Dios hecho don en la eucaristía, descubrió la llamada a colaborar con Cristo en la obra de la Redención.
       Victorine vivió en Francia apenas terminada la Revolución que había alterado profundamente la nación dejando consecuencias inevitables: indiferentismo religioso, anticlericalismo, pobreza, niños abandonados, disgregación en la sociedad ..., toda una gama de situaciones que la interpelaron profundamente suscitando en ella la necesidad de “una inmensa reparación”.
       Reparar, reconciliar a los hombres consigo mismos, con Dios, entre ellos, reconstruir la unidad en el amor, servir a los hermanos, particularmente aquellos disgregados por el pecado, la marginación, la pobreza, fueron los grandes valores por los cuales empeñó toda su existencia.
Dificultades, incomprensiones, desengaños, contrariedades se cruzaron continuamente en su camino, pero Victorine no se rindió. Llevaba en el corazón un gran ideal: “trabajar con Jesús Redentor y María Reconciliadora por la salvación del mundo”.
       La Eucaristía era el centro de su vida: punto constante de referencia que daba sentido a su ideal, el sacramento del amor de Dios que restablece la unidad en todo lo que está quebrado, herido, roto. De la celebración y adoración de este gran misterio ella tomaba la fuerza para vivir su misión en la Iglesia y en el mundo: con Cristo Redentor, por Él y en Él la humanidad entera es reconducida al Padre en la fuerza del Espíritu y así es introducida en la Comunión Trinitaria, Misterio insondable de Amor.
      Hoy la Congregación de las Religiosas de Jesús Redentor vive la misión de reparación y reconciliación:
  1. poniendo como centro propulsor la Eucaristía, fuente y culmen de toda vida cristiana;
  2. dedicándose particularmente a los hermanos disgregados por el pecado, la marginación, la pobreza, para reconstruir su humanidad en Cristo.

miércoles, 21 de enero de 2015

A Vinicio le desaparecen los dolores después de colocarse la bufanda de Sor Ambrosina en el cuello

             Me llamo Vinicio De Meo, el día 7 de Marzo de 2007, me fui al hospital aquejado de fuertes dolores. Me dejaron ingresado 10 días, y a la mañana siguiente me mandaron a casa. Estuve bastante tiempo en reposo pero luego recaí de nuevo y comencé a sentirme mal, tenía dolores fuertísimos en todo el cuerpo. Esa misma noche, mi mujer fue a la Iglesia de la Anunciata a rezar a Sor Ambrosina. Cuando llegó a casa, viéndome en tan malas condiciones, se acordó de la bufanda bendecida de Sor Ambrosina y con fe me la puso al cuello. Nada más ponérmela los dolores, poco a poco, comenzaron a disminuir; al día siguiente me sentía mejor…, y luego los dolores desaparecieron por completo.
 
Ahora no me canso nunca de contar a mis hijos y nietos que, nada más que tuve la bufanda de Sor Ambrosina puesta en mi cuello, me sentí aliviado de aquellos dolores, y además sentía una sensación de paz y tranquilidad.
                                             Vinicio De Meo

El pequeño Andrés supera con éxito una difícil intervención quirúrgica


Le comunico con mucha alegría que mi hijo, de casi tres años, ha superado con éxito las muchas complicaciones que se presentaban en la intervención quirúrgica de una hernia estrangulada con necrosis. Creo firmemente que sor Ambrosina de San Carlos ha intercedido por él ante Dios.

Desde hacía diez días, el pequeño Andrés, sufría fuertes crisis asmáticas producidas por una alergia y se quejaba también de dolor de vientre, pero los médicos sólo habían conseguido frenar la crisis de asma con cortisona y antistaminicos.

El 23 de diciembre de 2002, a las 22,20 horas, mi hijo entraba en el quirófano, sin haber podido hacer ningún diagnóstico seguro, que explicase la inflamación y el continuo dolor de vientre. Desafortunadamente los médicos me habían informado que una regurgitación gástrica (el niño había comido) o una crisis de asma, durante la intervención hubiera sido letal para el pequeño.

Desde hacía tiempo estaba rezando a sor Ambrosina para que le devolviese la salud a mi hijo. En aquellos momentos la rezaba más que nunca para que intercediera ante Dios. Hoy, Andrés, está bien y espero que un día también él pueda agradecer al Señor, a Sor Ambrosina y a todos los que en la tierra y desde el cielo rezaron por él.

Afectuosos saludos de Andrés y de su familia.

     Giuseppina D´Onorio                                                                                               
     Mamá de Andrés

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