lunes, 7 de septiembre de 2015

sábado, 28 de febrero de 2015

Marta se está recuperando de una grave enfermedad gracias a la intercesión de Sor Ambrosina

A Marta María Negro Sánchez,  le fue diagnosticada una enfermedad inflamatoria llamada Polimiositis o miopatía inflamatoria en el mes de Noviembre de 2012.
La causa de la enfermedad se desconoce. Se sabe que es una enfermedad inflamatoria relativamente infrecuente que lleva a debilidad, hinchazón (inflamación), sensibilidad y daño en músculos.
Su aparición fue repentina. Comenzó  mostrando debilidad y dolor en brazos y piernas, hasta dificultar por completo el movimiento. Levantar brazos, levantarse de una posición de sedestación e incluso deglutir los alimentos, eran ejecuciones difíciles de realizar. La debilidad muscular le llevó a estar largos periodos de tiempo en silla de ruedas y a perder algo de voz.
La dificultad para tragar y la inapetencia, le causó una bajada repentina  y preocupante de peso.
El tratamiento de la enfermedad consiste en la administración de corticoides para bajar los niveles inflamatorios de los músculos, e inmunosupresores,  además de otros medicamentos, como el calcio para contrarrestar los efectos secundarios de los anteriormente tomados.
Han sido varias las veces que ha tenido que ingresar a causa de pequeñas recaídas, y cólicos nefríticos.
La enfermedad se inició con unos valores inflamatorios de 19.000.
En el tiempo de Adviento de 2013, las hermanas del Jesús Redentor, del Colegio Patrocinio San José de Valladolid y la familia de Marta, incluida ella misma, comenzaron una novena a Sor Ambrosina de San Carlos, para pedir por su recuperación, después de una recaída brusca  de la enfermedad.
Actualmente la Comunidad de Jesús Redentor y nosotros en la familia seguimos rezando cada día a Sor Ambrosina. Gracias a su intercesión los valores inflamatorios, a día de hoy, son de 268, pudiendo andar simplemente con ayuda de un bastón.

miércoles, 25 de febrero de 2015

ORACIÓN


ORACIÓN
                
Oh Santísima Trinidad, Dios mío,
te adoro, te amo y te pido con confianza firme
       
que glorifiques a tu sierva Sor Ambrosina de San Carlos
que, con voto de víctima reparadora consagró
toda su vida, como hostia cotidiana,
en unión con la Hostia Divina, Jesús Eucaristía.

Te ruego por sus méritos me concedas la gracia
que ardientemente te pido……

Te lo suplico humildemente
por el Corazón Eucarístico de Jesús que contigo, Padre,
y con el Espíritu Santo,
vive y reina por los siglos eternos. Amén.

 



sábado, 31 de enero de 2015

Breve biografía de Sor Ambrosina de San Carlos


Entre las almas eminentemente eucarísticas que han enriquecido a la Iglesia, encontramos a Sor Ambrosina de San Carlos, perteneciente a la Congregación de las  Religiosas de Jesús Redentor.

Nacida en Maránola (Formia) ITALIA, después de trascurrir la infancia y la juventud trabajando en el campo con su familia, sintió fuertemente la llamada a consagrarse a Dios y superando la oposición del padre, consiguió realizar el proyecto que el Señor le estaba mostrando, donándose por completo al Amor.

La vía del sufrimiento físico y moral fue el camino real que la condujo a hacer de su vida un don absoluto al amor que para ella fue “fuerte como la muerte”.

En el amor encontró todo: la fuerza para sobrellevar la enfermedad, la incomprensión y la soledad; la energía para consolar a los que se acercaban a ella; la alegría para cumplir siempre la voluntad de Dios.

Su vida estuvo profundamente impregnada del carisma fundacional, eucarístico-reparador. A pesar de su modesta preparación académica, con la fuerza y las enseñanzas del Espíritu consiguió realizar en sí misma el modelo específico de consagrada de su familia religiosa.

Su gran deseo era hacer conocer a todos el Amor de Dios, su ternura y su misericordia.

El Señor la llamó a sí el 26 de marzo de 1954. Sus restos mortales están en la iglesia de la Anunciata de Maránola.

Su fama de santidad se extendió  rápidamente después de su muerte; muchos son los testimonios de gracias y favores obtenidos por su intercesión.

sábado, 24 de enero de 2015

CONTACTAR en España

 
Teléfonos: 34 983 22 19 60 y 34 983 22 20 34

Dirección: JESÚS REDENTOR
                 Ctra. Rueda, 62
                                       47008 VALLADOLID – España

Congregación de JESÚS REDENTOR

        La Congregación de las Religiosas de Jesús Redentor ha sido fundada en Francia a finales del siglo XIX, por Victorine Le Dieu que, atraída por el amor infinito de Dios hecho don en la eucaristía, descubrió la llamada a colaborar con Cristo en la obra de la Redención.
       Victorine vivió en Francia apenas terminada la Revolución que había alterado profundamente la nación dejando consecuencias inevitables: indiferentismo religioso, anticlericalismo, pobreza, niños abandonados, disgregación en la sociedad ..., toda una gama de situaciones que la interpelaron profundamente suscitando en ella la necesidad de “una inmensa reparación”.
       Reparar, reconciliar a los hombres consigo mismos, con Dios, entre ellos, reconstruir la unidad en el amor, servir a los hermanos, particularmente aquellos disgregados por el pecado, la marginación, la pobreza, fueron los grandes valores por los cuales empeñó toda su existencia.
Dificultades, incomprensiones, desengaños, contrariedades se cruzaron continuamente en su camino, pero Victorine no se rindió. Llevaba en el corazón un gran ideal: “trabajar con Jesús Redentor y María Reconciliadora por la salvación del mundo”.
       La Eucaristía era el centro de su vida: punto constante de referencia que daba sentido a su ideal, el sacramento del amor de Dios que restablece la unidad en todo lo que está quebrado, herido, roto. De la celebración y adoración de este gran misterio ella tomaba la fuerza para vivir su misión en la Iglesia y en el mundo: con Cristo Redentor, por Él y en Él la humanidad entera es reconducida al Padre en la fuerza del Espíritu y así es introducida en la Comunión Trinitaria, Misterio insondable de Amor.
      Hoy la Congregación de las Religiosas de Jesús Redentor vive la misión de reparación y reconciliación:
  1. poniendo como centro propulsor la Eucaristía, fuente y culmen de toda vida cristiana;
  2. dedicándose particularmente a los hermanos disgregados por el pecado, la marginación, la pobreza, para reconstruir su humanidad en Cristo.

miércoles, 21 de enero de 2015

A Vinicio le desaparecen los dolores después de colocarse la bufanda de Sor Ambrosina en el cuello

             Me llamo Vinicio De Meo, el día 7 de Marzo de 2007, me fui al hospital aquejado de fuertes dolores. Me dejaron ingresado 10 días, y a la mañana siguiente me mandaron a casa. Estuve bastante tiempo en reposo pero luego recaí de nuevo y comencé a sentirme mal, tenía dolores fuertísimos en todo el cuerpo. Esa misma noche, mi mujer fue a la Iglesia de la Anunciata a rezar a Sor Ambrosina. Cuando llegó a casa, viéndome en tan malas condiciones, se acordó de la bufanda bendecida de Sor Ambrosina y con fe me la puso al cuello. Nada más ponérmela los dolores, poco a poco, comenzaron a disminuir; al día siguiente me sentía mejor…, y luego los dolores desaparecieron por completo.
 
Ahora no me canso nunca de contar a mis hijos y nietos que, nada más que tuve la bufanda de Sor Ambrosina puesta en mi cuello, me sentí aliviado de aquellos dolores, y además sentía una sensación de paz y tranquilidad.
                                             Vinicio De Meo

El pequeño Andrés supera con éxito una difícil intervención quirúrgica


Le comunico con mucha alegría que mi hijo, de casi tres años, ha superado con éxito las muchas complicaciones que se presentaban en la intervención quirúrgica de una hernia estrangulada con necrosis. Creo firmemente que sor Ambrosina de San Carlos ha intercedido por él ante Dios.

Desde hacía diez días, el pequeño Andrés, sufría fuertes crisis asmáticas producidas por una alergia y se quejaba también de dolor de vientre, pero los médicos sólo habían conseguido frenar la crisis de asma con cortisona y antistaminicos.

El 23 de diciembre de 2002, a las 22,20 horas, mi hijo entraba en el quirófano, sin haber podido hacer ningún diagnóstico seguro, que explicase la inflamación y el continuo dolor de vientre. Desafortunadamente los médicos me habían informado que una regurgitación gástrica (el niño había comido) o una crisis de asma, durante la intervención hubiera sido letal para el pequeño.

Desde hacía tiempo estaba rezando a sor Ambrosina para que le devolviese la salud a mi hijo. En aquellos momentos la rezaba más que nunca para que intercediera ante Dios. Hoy, Andrés, está bien y espero que un día también él pueda agradecer al Señor, a Sor Ambrosina y a todos los que en la tierra y desde el cielo rezaron por él.

Afectuosos saludos de Andrés y de su familia.

     Giuseppina D´Onorio                                                                                               
     Mamá de Andrés

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domingo, 18 de enero de 2015

Contactar en todos los países

ITALIA
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50000 AVRANCHES
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Sisters of Jesus the Redeemer
13/15-4th Avenue Gwarimpa
ABUJA - NIGERIA
Tel.00234/8020319620
E-Mail: csjredeemer@yahoo.com

Congregación Jesús Redentor

HISTORIA Y CARISMA DE LA CONGREGACIÓN

      La Congregación de las Religiosas de Jesús Redentor fue fundada en Francia a finales del siglo XIX, por Victorine Le Dieu quien, atraída por el amor infinito de Dios hecho don en la eucaristía, descubrió la llamada a colaborar con Cristo en la obra de la Redención.
      La Eucaristía centro y culmen de toda vida cristiana fue el motor y la idea central llenaba el corazón de Victorine le Dieu; pasaba largas horas en adoración; sólo profundizando en la vida eucarística podría llegar a ser también ella eucaristía para los hermanos, pan partido que se ofrece para responder al hambre de la humanidad: hambre de Dios, hambre de libertad..., pero sobretodo se sentirá fuertemente cuestionada por el hambre de amor y de dignidad que sufren muchos hermanos marginados, disgregados, que no gozan de ningún respeto por parte de la sociedad.
      Victorine vivió en Francia apenas terminada la Revolución que había alterado profundamente la nación dejando consecuencias inevitables: indiferentismo religioso, anticlericalismo, pobreza, niños abandonados, disgregación en la sociedad..., toda una gama de situaciones que la interpelaron profundamente suscitando en ella la necesidad de "una inmensa reparación".
      Reparar, reconciliar a los hombres consigo mismos, con Dios, entre ellos, reconstruir la unidad en el amor, servir a los hermanos, particularmente aquellos disgregados por el pecado, la marginación, la pobreza, fueron los grandes valores por los cuales empeñó toda su existencia.
     Dificultades, incomprensiones, desengaños, contrariedades se cruzaron continuamente en su camino, pero Victorine no se rindió. Llevaba en el corazón un gran ideal: "trabajar con Jesús Redentor y María Reconciliadora por la salvación del mundo".
      La Eucaristía era el centro de su vida: punto constante de referencia que daba sentido a su ideal, el sacramento del amor de Dios que restablece la unidad en todo lo que está quebrado, herido, roto. De la celebración y adoración de este gran misterio ella tomaba la fuerza para vivir su misión en la Iglesia y en el mundo: con Cristo Redentor, por Él y en Él la humanidad entera es reconducida al Padre en la fuerza del Espíritu y así es introducida en la Comunión Trinitaria, Misterio insondable de Amor.
      Victorine quiso ser madre de aquellos niños abandonados por los hombres, pero que nunca son olvidados por el buen Padre Dios. La maternidad espiritual se convierte así en el eje de una pedagogía íntimamente ligada al espíritu de reparación. Educar es amar con la profundidad que sólo una madre puede comprender. En este sentido Victorine se adelantaba a los tiempos al acoger preferentemente a los niños, sin distinción de sexo, religión o de raza, asegurándoles los cuidados necesarios para una educación integral.
      Su opción por el mundo rural surge de la necesidad de concretar su carisma abriéndose a nuevas formas de apostolado y teniendo presente las posibilidades reales de hacer opciones claras por los pobres, los pequeños y todos aquellos heridos en el cuerpo o en el espíritu para que redescubran y realicen su dignidad humana y cristiana, según reza en su Regla de Vida.
         La congregación en la actualidad:
       Hoy en día, la Congregación de las Religiosas de Jesús Redentor vive la misión de reconciliación y reparación en España, Italia, Colombia, Francia, Romanía, Nigeria y El Congo estando presentes entre los niños abandonados, explotados y maltratados, entre los marginados por cualquier situación, en la cárcel, en las casas de oración, en las misiones, en la educación y abiertas a todo sufrimiento que desfigura el rostro de Cristo en los hermanos.
      Esta misión la desempeña la congregación mediante las siguientes tareas:
  • Asistencia a niños maltratados, explotados, marginados "víctimas inocentes de una sociedad que con frecuencia les rompe los lazos fundamentales del amor, por lo que se ven obligados a conocer muy precozmente el amargo camino de la marginación".
  • Presencia entre las personas que están en las cárceles para reconstruir su humanidad en Cristo.
  • Casas de acogida "para salvar o al menos alejar del mal a las almas privadas de medios morales y materiales, que con frecuencia caen o se precipitan en el mal porque no encuentran un cobijo, un consejo amigo..." (De los escritos de la Fundadora).
  • Apostolado entre las jóvenes que se encuentran en las calles, nuevas esclavas de nuestra sociedad.
  • Casas de oración, lugares de paz, de contemplación, de profecía donde cada persona puede reencontrarse para descubrir y profundizar en los valores fundamentales del evangelio.
  • Centros de educación para niños y jóvenes; y en la pastoral para colaborar en la construcción de la civilización del amor.
  • Ecumenismo a través del diálogo y de un camino espiritual con los hermanos ortodoxos.
  • Misiones en América latina, Romanía, Nigeria, El Congo?
      La Congregación permanece a la escucha de las necesidades del mundo y del hombre que sufre, intentando discernir el modo de encarnar su misión según los tiempos, los lugares, las circunstancias:
"Escucha el grito de los pobres... Comparte con ellos su suerte... Participa en sus sufrimientos..." (Regla de Vida)

sábado, 17 de enero de 2015

Sor Ambrosina de San Carlos

       Más que las palabras son los santos los que nos ayudan a lo largo del camino de la vida cristiana: todos manifiestan el misterio de Dios encarnado, pero cada uno lo hace viviendo una dimensión específica. Lo vemos en la figura de la Sierva de Dios Sor Anbrosina de San Carlos (Filomena D´Urso), nacida en Maránola, el día 1 de enero de 1909. Allí pasó los años de su juventud en un contexto social, eclesial y familiar muy sencillo, lleno de fe cristiana. Pasaba sus días realizando trabajos agrícolas, al límite de la resistencia humana. Pero es precisamente ahí que nace su vocación a la vida religiosa y –se puede decir- a la santidad. Una vocación contrarrestada por el padre, pero llevada a término también gracias a pequeños acontecimientos prodigiosos que desde la infancia han acompañado los pasos de la joven.
       En febrero de 1928 dejó su tierra natal para entrar en la congregación de Jesús Redentor. Pasó los primeros años de la formación en Roma y después en Perugia. Su alma se abría día tras día al don irrevocable de todo su ser en espíritu de reparación y de reconciliación propio del carisma de la fundadora, Victorine e Dieu. Ella desarrolla la dimensión mística.
       A principios del 1930 Sor Ambrosina fue trasladada a la casa de Varlungo en la periferia de Florencia, donde las religiosas acogían a niños necesitados. Es precisamente en esta misión donde ella tiene que medirse con los límites de su salud. Fueron dieciocho años marcados por el sufrimiento. Su salud se iba deteriorando y ella parecía destinada a trabajar con Jesús Redentor por la salvación del mundo a través del misterio del dolor. Como dice San Pablo: completando en su carne lo que falta a la pasión de Cristo a favor de su cuerpo que es la Iglesia. (Col 1,24).
       Pero el sufrimiento en sí no basta: Son la obediencia y el amor los que dan el verdadero rostro a la Cruz. Precisamente en aquel sufrimiento de Jesús, Sor Ambrosina descubría el amor gratuito y, para entrar en el “misterio de la reconciliación”, acogía a su vez el sufrimiento para la gloria de Dios y la salvación de los hermanos. En aquel amor encontró todo: la fuerza para sobrellavar la enfermedad, la incompresión y la soledad; la energía para consolar a los que recurrían a ella; la alegría para cumplir siempre la voluntad de Dios.
       Se abandonaba con serenidad a la entrega total de sí, a la reparación, al sueño de llegar a ser una “gran santa”. Se sentía ella misma como una pequeña hostia en la Hostia grande que adoraba en el altar. Ella tuvo fenómenos místicos relativos al misterio eucarístico.
       El año 1948 marcó para Sor Ambrosina la fase final de su existencia, que tenía que terminar con sólo 45 años, el 26 de marzo de 1954. En la primavera de 1948, la enfermería y el coro que estaba al lado fueron el lugar de su ofrecimiento y del cumplimiento de su silenciosa misión: víctima reparadora para el triunfo del Corazón Eucarístico de Jesús.
      Sus restos mortales fueron trasladados desde el cementerio de Florencia a Maránola y el día 1 de octubre de 2006 puestos en una urna en la iglesia de la Anunciación. Y ahora, desde su tierra, Sor Ambrosina irradia la invitación a una santidad humilde: “fuerte como el amor”, pero posible para todos.

Oración para pedir gracias a Sor Ambrosina

                  ORACIÓN                
Oh Santísima Trinidad,  Dios mío,       
te adoro, te amo y te pido con confianza firme       
que glorifiques a tu sierva Sor Ambrosina de San Carlos       
que, con voto de víctima reparadora consagró       
toda su vida, como hostia cotidiana,       
en unión con la Hostia Divina, Jesús Eucaristía.       
       
Te ruego por sus méritos me concedas la gracia       
que ardientemente te pido……       
       
Te lo suplico humildemente       
por el Corazón Eucarístico de Jesús que contigo, Padre,       
y con el Espíritu Santo, 
vive y reina por los siglos eternos. Amén.